América Latina ha atravesado uno de los períodos de crecimiento más decepcionantes desde la “década perdida” de los años 80, con un crecimiento de apenas el 0,9% entre 2015 y 2024. Según José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Comisión Económica de la Comisión Para América Latina y el Caribe (CEPAL), la región podría enfrentar una tercera década de estancamiento a menos que se realicen cambios estructurales significativos.
En este contexto, Panamá es un caso interesante. La CEPAL ha ajustado sus previsiones de crecimiento para 2024, rebajándolas al 1,8% debido a la incertidumbre global y la desaceleración de economías como la de EE.UU. y China, así como a condiciones financieras restrictivas.
A pesar de estas dificultades, Panamá tiene una tasa de crecimiento proyectada del 2,7% para 2024, lo que la ubica en el medio de las demás economías de la región. Aunque su crecimiento es inferior al de líderes como República Dominicana y Venezuela, Panamá supera a varios países y mantiene una notable estabilidad en un entorno complicado.
La CEPAL también señala que el PIB per cápita y la caída del crecimiento del empleo han tenido un impacto significativo durante la última década. Con un crecimiento del empleo del 1,3% entre 2014 y 2023, la región enfrenta un desafío importante. Salazar-Xirinachs advierte que sin cambios adecuados en la producción y la adaptación al cambio climático, se podrían perder hasta 43 millones de puestos de trabajo de aquí a 2050.
Sin embargo, Panamá se presenta como una excepción en medio de esta crisis. Su crecimiento, aunque modesto, refleja resiliencia frente a las dificultades globales. La ubicación estratégica del país y sus esfuerzos por fortalecer sus políticas económicas y laborales podrían ayudar a mantener la estabilidad y el potencial de crecimiento incluso en tiempos de agitación regional.
Mientras países como Argentina y Haití enfrentan severas recesiones, Panamá está mostrando la capacidad de mantener un crecimiento positivo, lo que sugiere que podría desempeñar un papel clave en la estabilidad económica de la región en los próximos años.